De vuelta!

Volvemos de un verano que recordaremos como “atípico”. Unas vacaciones en las que quizá no hemos hecho el viaje esperado pero que hemos aprovechado para sentir nuestras raíces.

Redescubrir el pueblo al que hacía años que no volvíamos, hallar ese rincón mágico que siempre ha estado ahí cerca y nosotros sin saberlo, visitar aquel sitio en el que de niños acostumbrábamos a pasar estos meses de calor, cuando viajar en avión aún no era tan habitual como coger un taxi.

Y que agradable esa sensación de revivir lo que nos es familiar después de tantos años… las callecitas estrechas, las fachadas llenas de flores y el olor a pan recién hecho por la mañana siguen igual, aunque nosotros seamos diferentes. Y al resucitar esos recuerdos nos llenamos de confianza y libertad infinita, el estrés y las preocupaciones de desvanecen en el aire y, por fin, estamos de vacaciones.

Redescubrimos el atractivo de lo auténtico, de lo nuestro, de aquello que siempre ha estado ahí pero siempre hemos dejado para otro momento. Y sorprendidos por lo placentero de la experiencia nos prometemos repetir más bien pronto que tarde, orgullosos de nuestras raíces y de los tesoros que nos llevamos emprendemos el final de este verano “atípico”.

Un verano de sensaciones que nos ha dado la fuerza para arrancar una nueva temporada en la que enfrentarnos a retos de los que saldremos victoriosos.

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