El sol, clave para ser feliz
Son habituales las fotografías de la costas españolas e italianas llenas de vida a partir de la primavera y el elemento común en ellas es la luz brillante del sol. Su energía nos acompaña más de 300 días durante todo el año, prácticamente el doble que en otras regiones del Reino Unido, Islandia o Noruega.
Y ese es el poder del carácter mediterráneo, el sol. Entre las numerosas vitaminas que absorbemos de este astro está la vitamina D, muy necesaria para nuestro organismo porque ayuda a mantener a raya enfermedades crónicas como la depresión. Así lo confirma un estudio realizado por la Universidad de Medicina de Layola, en Chicago.
La vitamina D nos ayuda a producir serotonina, la hormona de la felicidad, que regula nuestro estado de ánimo, según estudios médicos del Journal of Internal Medicine de Noruega. Con el estímulo del sol nuestro cuerpo también produce melatonina, con lo que regulamos los ciclos del sueño, y, además, promueve la absorción de calcio, necesario para el crecimiento óseo y prevenir la osteoporosis.
A estos efectos beneficiosos del sol aún cabe añadir otros como el aumento del número de defensas, la reducción de los niveles de colesterol y la protección de ciertos cánceres.
Los efectos de la vitamina D sobre nuestro cuerpo y nuestra mente, son claros. El calor del sol en nuestra piel nos provoca una agradable sensación de bienestar que nos hace sentirnos más activos y mejor con nosotros mismos. Un impulso del ánimo que nos lleva a ser más sociables, activos y hasta disminuimos nuestros niveles de cansancio, estrés y ansiedad.
Y aunque las preocupaciones acechan en todos los lugares del planeta, quizá, aquí en las costas mediterráneas los buenos momentos los disfrutamos al máximo, al aire libre y, siempre que podemos, rodeados de amigos.
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